La serie frente a Portland se antojaba muy igualada desde principio. Ambos con un balance de 54-28 en la temporada regular y con una serie emocionante por delante. Sin duda era la serie más igualada a priori de todas las que se iban a disputar en la primera ronda.
Y ambos equipos no han defraudado en absoluto. Lo que no me esperaba es que Houston cediese los dos primeros juegos en casa. Eso fue un duro golpe que los Blazers asestaron a los Rockets y que nos dejaron a todos con la boca abierta del asombro.
Por fin Houston afrontaba una temporada en la que se podía aspirar a casi todo y sin embargo la dura realidad no llevó a pensar que el sueño moriría a las primeras de cambio. Y es cierto aquello de que el rival era el peor posible para empezar este caminar por los playoffs, pero caer arrasados en la primera ronda no cabía en la cabeza de casi nadie. Desde luego en la mía no.
Pero esa era la realidad, 0-2 en la serie y a nadie se le escapaba el detalle de que había que ganar el tercer partido de la eliminatoria si o si. Un 0-3 era inaceptable. En mis cálculos entraba el poder perder el cuarto partido, pero no el tercero. Si se ganaba el tercer partido, aunque cayésemos en el cuarto, la puerta de la esperanza se abriría para los Rockets. Todo por el hecho de que Houston jugaría en casa el quinto y el sexto sería un todo o nada, pero llegaríamos vivos seguro.
Esas predicciones se han cumplido, porque se perdió el cuarto, a pesar de ganar el tercero en Portland, y se cumplieron porque a pesar de estar al borde del abismo, los tejanos han sabido hacer bueno el factor cancha y ahora fuerzan el sexto, como ya lo hicieran el año pasado frente a Oklahoma City.
Suena duro, pero el real. Hemos tenido que esperar al tercer partido en casa de la serie para lograr la primera victoria en el Toyota Center de los Rockets. Una realidad muy dura de aceptar, pero que es la misma que nos deja de nuevo al borde de la eliminación de cara a los dos siguientes partidos.
Al menos el equipo, guiado por un sensacional Dwight Howard ha evitado el mal trago de caer ante la fanaticada de Houston.
Howard: 26 puntos, 14’2 rebotes y 3 tapones en más de 38 minutos por noche en cinco partidos en los que está además en sus mejores números en tiros libres: 64’2%, su tope desde su año rookie (67’1) y las eliminatorias de 2011 (68’2% todavía en el Este). Unos números que le confirman como una gran inversión de los Rockets, de cara a un proyecto que aspira tarde o temprano a alcanzar el anillo.
D12 está recuperando el formato que le convirtió en The Beast In The East durante los años en los que sembró el terror en la liga con Orlando como base de operaciones. En ataque está enseñando repertorio mejorado al poste (trabajo con Olajuwon + espalda plenamente recuperada) y en defensa se ha convertido en el ancla que tiene a los Rockets en la eliminatoria: 41% de los Blazers cerca del aro con él en pista.
Además, en el quinto partido de la serie, secó a Aldridge cuando Asik se fue con seis faltas y más de cinco minutos por jugar y cargó en ataque con los amagos de cortocircuito de su equipo: 16 puntos y 11 rebotes en el segundo tiempo, 22+14 totales después de vivir minimizado por las faltas personales toda la primera parte.
En el quinto juego volvimos a ver a unos Rockets dominadores, que se dejaron ir del partido, hasta ver como la ventaja, arduamente trabajada (51-34 en el ecuador del segundo tiempo) se esfumaba casi por completo, para la desesperación de aquellos que veían como la eliminación pasaba de ser una amenaza a ser más que una realidad palpable. Los Blazers volvieron a responder golpe por golpe para llevar el partido, otra vez, al filo del precipicio: 100-98 con poco más de tres minutos por jugar.
Pero todo quedó en un serio susto, cuando Houston supo manejar el partido para llevarlo a un final que convenía a los intereses locales, con el 108-98 final.
Houston supo por fin tener paciencia y forzar un sexto partido que sabe a gloria, después de la dramática serie que los Rockets están viviendo con los Blazers.
A pesar de ello, la serie sigue estando muy cuesta arriba y ahora el matchball es realmente peligroso. Este se disputaba en casa y todos confiábamos en la victoria, pero el siguiente se disputa en Portland y el 4-2 del año pasado planea en la mente de los jugadores. Un resultado que sería un fracaso para los que pensábamos que este equipo estaba confeccionado para llegar más lejos.
Los Blazers, se aferrarán al poder de sus fans en el Moda Center, del mismo modo que los Rockets se han aferrado al poder del Toyota Center.
Ahora el objetivo es volver a jugar el séptimo partido en Houston y darlo todo por brindar una tremenda alegría a los fans de Houston, que quieren seguir viviendo la fiesta de los playoffs este año.
Habrá que tener fe hasta el final en este equipo, que lo ha dado todo en la temporada regular para darnos esperanzas en esta temporada, pero que tiene que dar ahora el do de pecho, en el momento en el que todo cuenta de verdad. Los playoffs.
Hasta pronto desde España.